En menos de un año tras el comienzo de la colaboración con Bombardier se fabrican en Gunskirchen los primeros motores Rotax para las famosas motos de nieve Ski-Doo. Lo que comenzó a principios de los años sesenta con la visita de Joseph A. Bombardier, se convierte en una amistosa colaboración gracias al saber hacer, tanto en lo económico como en lo humano, de la dirección de Rotax en torno a Helmut Rothe y Karl Pötzlberger. El 21 de septiembre de 1962 se entregan a Bombardier los primeros motores Ski-Doo. Las motos de nieve impulsadas por el motor Rotax tipo 150, más potente y robusto que los demás motores de motos de nieve, ganan muy pronto una gran popularidad incluso como vehículos de ocio.