Nacido en Dresde (Alemania) en 1858, este ingenioso mecánico reconoce muy pronto su talento técnico y empresarial. En el año 1884 lanza su propio negocio como fabricante de herramientas de medición. Como miembro activo de uno de los por aquel entonces recién fundados clubes de bicicletas, se da cuenta muy pronto de que la bicicleta como fenómeno de masas tiene futuro. Para el ocio, los deportes de carreras y, por lo tanto, también para la economía. Ahora la pequeña empresa de Dresde cambia su programa y comienza a producir piezas para bicicletas de todo tipo: sillines, frenos, pero también podemos encontrar neumáticos y ropa en la gama de productos de F. Gottschalk & Co.

A finales de siglo, la bicicleta también está de moda en los países de habla alemana. Los hombres y mujeres de mundo y de todos los sectores de la población están cada vez más entusiasmados con la nueva movilidad obtenida. Tras este entusiasmo se esconden una competencia feroz y disputas por las patentes, también Gottschalk intenta abrirse paso en el mercado. Y tiene éxito. Se da cuenta de que el modelo americano del buje puede marcar tendencia y consigue, de forma inteligente, comercializarlo, perfeccionar su técnica y, en gran parte, imponerse frente a la competencia. Cuando, en 1906, se inscribe la patente del buje, el volumen de producción aumenta tanto, que Gottschalk tiene que mudarse a una nueva ubicación en la Kanonenstraße (hoy Weinböhlaer Straße).

El olfato de Gottschalk para reconocer tendencias está muy unido a su compromiso con el ciclismo y con la política. Desde muy temprano es considerado como uno de los primeros impulsores y promotores del ciclismo. Su voz como gigante económico tiene también peso político, en gran medida por su papel en el consejo municipal y en el «Ratskollegium» (junta colegiada). Cuando Gottschalk muere, con 75 años, se le concede una guardia de honor del club de ciclismo «Wanderlust 1888» como agradecimiento especial.