La década del 2010 representa un periodo de crecimiento para Rotax. Tras la década del 2000, muy complicada desde el punto de vista económico, la producción se estabiliza y, en 2013, se fabrican 160.000 motores en la planta de Gunskirchen. El mercado estadounidense se recupera poco a poco y Rotax encuentra, en Rusia y Sudamérica, unos grandes mercados florecientes. Las nuevas innovaciones en el sector de los motores para aviones y karts reafirman el poder innovador de Gunskirchen. El año 2013 marca un nuevo hito importante más: tras un año de obras se inaugura en México una fábrica de motores que complementa la capacidad de producción de la de Gunskirchen. Desde entonces, la empresa hermana de Querétaro se encarga de la montaje y producción de piezas de motores para vehículos todo terreno y las motos acuáticas y se concentra en el aumento de volumen de producción. Hoy trabajan ya 2.500 empleados en la sede de Querétaro. Las competencias principales se centran, sobre todo, en el ámbito del montaje de motores y cajas de cambios. También se fabrican aquí las cubiertas y los cascos de material compuesto de las populares motos de agua Sea-Doo.

El factor determinante para buscar un complemento para las capacidades de producción fuera de Gunskirchen es el desarrollo y fabricación de motores ATV, por aquel entonces difícil y demasiado costoso. Primero se piensa en trasladar el montaje desde Norteamérica a Austria, pero esta idea se rechaza debido a los altos costes nacionales en la fabricación. Mario Gebetshuber, por aquel entonces miembro del equipo del proyecto, describe los motivos para elegir México como sede: «El negocio de los vehículos ATV no era rentable al principio. Estaba claro que la producción debía realizarse en un país en el que los costes fueran menores y con el que hubiera un tratado de libre comercio. Pronto quedó claro que México era el lugar perfecto. Este país tiene tratado de libre comercio con casi todas las regiones del mundo y, por ello, era especialmente interesante para BRP».

 Contrariamente a los temores iniciales de los empleados en Gunskirchen, la fábrica en México, con sus pedidos, aseguró los puestos de trabajo y la sede en Austria. Una pérdida en las capacidades totales de producción en el sector de los ATV habría provocado, en aquel entonces, grandes pérdidas. Mario Gebetshuber recuerda: «Esto provocó un gran miedo en Gunskirchen [...] Pasó bastante tiempo hasta que quedó claro que, en realidad, era una medida que aseguraba los puestos de trabajo en Gunskirchen. Visto con perspectiva, fue el paso más importante para mantener viva la sede de Gunskirchen. Sin ATV no habría SSV. Si esto fuera así perderían su razón de ser más de la mitad del departamento de desarrollo y todas las áreas indirectas, ya que no existirían los productos y, con ello, los proyectos de desarrollo. Esto también se puede aplicar a la producción».