Los eficientes productos Rotax son cada vez más conocidos gracias a que son usados en una gran variedad de vehículos. Su fama llega incluso a la lejana Canadá. Joseph A. Bombardier, hijo de un granjero de Valcourt, en la provincia de Quebec, se dedica intensivamente al tema de los vehículos motorizados sobre la nieve después de sufrir una tragedia en su vida personal. En una ventisca de nieve durante el invierno canadiense el hijo de Bombardier sufre una apendicitis. Los grandes remolinos de nieve imposibilitan a los trineos de caballos, usuales por aquel entonces, transportar a su hijo al hospital más cercano a unos 25 km. Su hijo no sobrevive y Bombardier decide diseñar un vehículo motorizado para hacer frente a estas condiciones meteorológicas. La «Bombardier Snowmobile Company», fundada por él, tiene desde 1935 una patente para este tipo de vehículo de nieve. Pero la producción propia canadiense se encuentra pronto con un problema: la potencia del motor es suficiente para las zonas llanas con nieve de Norteamérica, pero en terrenos más duros se necesitan motores más ligeros y potentes.

Bombardier se topa por casualidad con una bomba contraincendios de la empresa WAJAX, en la que se utiliza un motor Rotax. Con ello, Bombardier se ve ratificado en su idea de buscar un potencial proveedor entre los fabricantes europeos. En este caso, como suele ocurrir en el mundo de los negocios, los pequeños detalles tienen una gran trascendencia. Bombardier es recibido por Sachs en Schweinfurt de forma correcta pero fría. Esto hace que la amabilidad con la que es recibido por los directores de Rotax, Helmut Rothe y Karl Pötzlberger, le impresione gratamente. A pesar de las barreras lingüísticas, se dan cuentan de que tienen las mismas ideas y comienzan a proyectar planes conjuntos.